domingo, 24 de septiembre de 2017

Me miraba

Estaba un poco rota, en pedazos, con dolor en la piel, que había cicatrizado pero no del todo.
A veces uno se golpea tan fuerte que ni el tiempo cura, sólo ayuda a rearmarte un poco. Así estaba, esperando rearmarme de nuevo. Integra.
Y sin esperar, pero tal vez esperandolo, apareció.
No le di demasiada importancia, era alguien más con bonitas palabras.
La primera fue 'A veces siento que te quiero', '¿Por qué?' pregunté. 'Porque sos magia' respondió.
Pocas veces me dijeron algo tan simple y tan bello a la vez.
Comenzamos a conocernos, entre palabras, y un día me dijo 'Siento que no estás mal por él, que venis acá a hacer reir pero eso que decis no te hace reír a vos, que lo usas para escapar, como yo' y mágicamente se volvió especial para mi.
Cómo y de qué manera pudo definirme y describirme, sin conocerme, sin saber de mi dolor, mi lucha y mi cansancio.
Empecé a quererlo, a desearlo.
Iba conociendo más de él, sus gustos, sus talentos, su sensibilidad, su inteligencia, su arte, su dolor, sus virtudes, sus demonios, sus defectos. Y más lo deseaba. Más quería amarlo. Más me iba rearmando. Más miedo me daba.
Me miraba sin verme, a través de mis palabras, mi voz y mi dolor.
Me miraba como jamás me habían mirado, y eso para mi era una forma única de quererme.
Se fue, abandonó mi voz y mis ganas.
Y no quiero pensar por qué, cómo ni cuándo. No quiero pensar que tal vez fue un sueño. No quiero pensar que tal vez me lo inventé. No quiero pensar que tal vez me lo inventó.
Sólo me quedo con cada una de sus melodias, de sus lineas de amor, de sus ganas de hacerme suya, de sus ganas de que lo cuide de él mismo.
Porque aprendí un millón de luces con él, aunque hoy los pedazos de mi, se multiplicaron.

 M. C. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario