miércoles, 14 de marzo de 2018

Montón

Tengo amontonadas las palabras en mi boca, en mi mano, queriendo una vez más expresarse, hacerse sentir.

Tengo amontonados mis pensamientos, que suben y bajan escaleras empinadas y algunos caen al vacío, sin contención, sin que nada los amortigüe de semejante caída.

Tengo amontonadas mis emociones, que forcejean entre ellas, se acarician, se divierten y por momentos se desesperan por triunfar, por ganar, por conseguir llegar.

Tengo amontonados mis deseos, los que se entretienen en tu pelo, los deseos que bailan en tus manos, los que rozan tu espalda, los que muerden tu boca, los deseos que te imaginan en mi.

Tengo amontonados mis miedos, aquellos que me temen a mi misma, esos que se asustan con la idea de perderte, los de allá que no pueden dormir porque creen que no voy a poder, y esos escondidos que pretenden no ser vistos pero se los siente temblar ante la idea de ser feliz.

Tengo amontonadas mis ganas, las que cada mañana me despiertan con la intención de quererte, las que sin darse cuenta van atropellando tus pasos, las que sueñan alto, muy alto y se pierden, las que tienen la convicción de que van a poder y al mismo tiempo las que se sienten menospreciadas.

Y una vez más se vuelven a amontonar las palabras, entre deseos, miedos, ganas, emociones y pensamientos.


M. C.