miércoles, 16 de agosto de 2017

Tu manera

Tu manera de cuidarme en detalles, tu manera de jugartela por mi, tu manera de ver y mostrarme mis propias manos.
Tu manera de acercarme a mi misma, de conocerme más, tu manera de quererme. Tu manera de encontrar siempre las palabras justas, tu manera de ponerle colores a mis días.
Tu manera de entregarte a mi, tu manera de seducirme y dejarte atrapar.
Simplemente tu manera.

Te estoy mirando. Te miro leyendo ese libro que tanto te gusta, concentrado, en ese mundo de páginas. Solo vos y las letras, y yo te miro, y no puedo dejar de hacerlo. Te volves tan lindo así, tirado en la cama, tomando un café, y queriendo ser una frase más de aquel libro.
Y de golpe me ves, me ves hipnotizada en tu boca, tus manos, tus letras. Y me lees un párrafo, o intentas, porque a las pocas palabras leídas no aguanto, no soporto éste deseo desesperado de besarte, de comerte la boca, devorar una por una esas palabras de amor.

Cómo tu voz se hace música en mi oído, cómo hablas de lo que querés, de tus ideales, de lo que te gusta y lo que disfrutas.
Incluso cuando dejas de sonreir e imagino que se te frunce el ceño y te tocas el pelo, mientras me decís, distante y serio qué no te gusta y te pone incómodo, y de alguna forma me haces ver mis errores, pero lo haces de tal manera que aprendo. Me aprendo. Te aprehendo.
Incluso en esos momentos, te quiero, te admiro, te deseo, te quiero abrazar y aprenderte detalle a detalle.

M. C.

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