miércoles, 16 de agosto de 2017

Él

Estas perdida, cansada, con la cabeza desordenada, con cada rincón lleno de bronca, tristeza y enojo.
Estas dormida, con la boca seca, esperando sin esperar.
Estas detenida en el tiempo, con las manos cansadas, con la esperanza rota.
Y eso se repite, segundo a segundo, rato a rato, pedazo a pedazo.

Y de golpe unos ojos te miran, te miran de una forma que nadie puede observar, incluso sin verte.
Te conoce, te aprende, a vos, a cada detalle tuyo, a cada rincón de lo que sos, y te quiere así, sin peros ni excusas.
Ahí es cuando podes ver que lo que antes no fue, era porque en algún punto del universo, su lugar estaba siendo cuidado, reservado a su boca, a sus palabras, a su voz.

Podía ver en vos eso que tanto no podías hallar. Eso que estaba tapado por escombros, y que él, solo él y su hermosa mirada podían sacar a la luz y mostrartelo.

Generaba en vos una electricidad en la piel, en las manos, un escalofrío que subía por la espalda y hacia estragos en tu nuca.
Y te daba miedo, miedo de ser feliz con él. Esa persona de la que les hablabas a tus ángeles, a tus demonios, a tus manos, a tus antojos, a tu amor.

M. C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario